martes, 30 de octubre de 2007

FRUCTUOSO MIAJA, POR EL MAR HACIA LA LIBERTAD

FRANCISCO SÁNCHEZ MONTOYA
http://www.guerrayrepresion-ceuta-protectorado.com/

Un 19 de diciembre de 1936 el cenetista Miaja pudo pasar a la España Republicana
Hace 69 años, el que fuera tras la llegada de la democracia a nuestro país Senador y Alcalde de Ceuta Fructuoso Miaja, pudo huir y por lo tanto no ser apresado por las fuerzas sublevadas en la tarde del 17 de julio de 1936. Por aquel entonces era un joven cenetista de apenas diecinueve años ilusionado y con ganas de luchar por un país en libertad.Ceuta, tras el golpe y posterior proclamación del estado de guerra se convirtió en una ciudad llena de miedos y recelos. Los listados con los nombres de políticos y sindicalistas debían estar realizados desde bastantes días anteriores al movimiento, ya que en pocas horas se comienza a encarcelar a los principales personajes de la vida republicana ceutí. Las fuerzas sublevadas, con la ayuda de patrullas de falangistas, comienzan las detenciones selectivas y asaltos a las sedes de los sindicatos, partidos políticos y Casa del Pueblo. El joven Fructuoso Miaja, sabia que el tiempo no corría a su favor y que muchos de sus compañeros ya habían sido detenidos y algunos fusilados. Precisamente pocos días antes de su salida de la ciudad supo que el líder anarcosindicalista ceutí Luís Castillejo estaba siendo juzgado por un tribunal militar junto a cincuenta compañeros más, este consejo concluyo con veintiséis fusilamientos. En este ambiente de detenciones y fusilamientos sabia que no podía seguir. La represión desencadenada fue tan intensa y extendida que no sólo la sufrieron los que habían defendido la República con su labor política y sindical, sino que también cayó la misma sobre aquellos que eran simplemente más abiertos, los incrédulos por cualquier motivo, los que habían destacado en empresas culturales y actividades públicas o simplemente aquellos denunciados por rencillas personales, odios y deudas, de los que se nutrieron las cárceles ceutíes.El nuevo poder establecido violentó numerosos principios básicos del derecho y se aplicaría la ley de forma retroactiva. Se les imputaban a los defensores de la legislación establecida el delito de “adhesión a la rebelión”, cuando habían sido los sublevados los que habían violentado el orden constitucional en vigor. Esta alteración de cuál era el verdadero poder legítimo y quién era el verdadero rebelde implicó un cambio de papeles. Quien el 17 de julio de 1936 era leal al Gobierno pasó a ser, desde la madrugada del 18 de julio, culpable de un delito de “rebelión”.

LLEGÓ EL DÍA DE LA PARTIDAFructuoso Miaja estuvo desde el inicio de la sublevación cambiando constantemente de lugar para no ser descubierto por las patrullas de falangistas que recorrían la ciudad. Las prisiones de la fortaleza del Monte Hacho, García Aldave y la “cárcel de mujeres” de la barriada del Sarchal se encontraban repletas de detenidos. El sabía que casi un centenar de republicanos habían podido salir de la ciudad por mar en los primeros meses de la sublevación y también sabía que conforme pasaba el tiempo era más difícil no ser descubierto en los escasos kilómetros de Ceuta.Tras varios intentos se fijo el atardecer del 19 de diciembre para salir de la ciudad y el lugar sería la bahía norte y la zona costera de Calamocarro. Miaja pudo convencer a los propietarios de la marrajera “Hermanos Sanani”. La tripulación de esta pequeña embarcación estaba formada por cinco marineros y el grupo de republicanos que querían huir era de veintidós y se había guardado muy bien de no comunicarles a sus compañeros de aventura la hora y el día hasta pocas horas antes de la salida y así evitar el riesgo de que alguien pudiera ser presionado por la policía y delatarlos. Las seis de la tarde fue la hora señalada, todos fueron llegando y aguardando la llegada del barco en el túnel que existe de acceso a la playa. Ya bien caída la tarde pudieron ver el barco, este traía los motores apagados, se acercó al saliente de rocas y todos los hombres que esperaban en la playa saltaron al barco, no sin algún que otro chapuzón y sobresalto.

FRANCO EJECUTÓ A SU PRIMO COMANDANTE DE LA PUENTE


El primo al que Franco ejecutó




FRANCISCO SÁNCHEZ MONTOYA
http://www.guerrayrepresion-ceuta-protectorado.com/

EL GENERAL y su primo Ricardo de la Puente Bahamonde, comandante republicano convencido, crecieron como hermanos hasta que la ideología les separó. «Un día voy a tener que fusilarte», le llegó a decir Francisco a Ricardo. Y lo hizo. En 1936, fue el último militar fiel a la República del norte de África

Franco tenía al enemigo en casa y no debió de sorprenderle saberlo.En la tarde del 17 y la madrugada del 18 de julio de 1936, cuando el ruido de sables ya había sido reemplazado abiertamente por el estruendo de los fusiles en el norte de Africa, muy pocos oficiales de la región se mantuvieron leales a la República.El último en caer, jefe de las fuerzas aéreas del norte de Africa y comandante al frente del aeródromo de Tetuán Sania Ramel, en el protectorado de Marruecos, se llamaba Ricardo de la Puente Bahamonde y era primo carnal de Francisco Franco Bahamonde. El general había llegado a apreciarle, pero fue implacable al ordenar su fusilamiento.En realidad, fue como la confirmación de un viejo augurio. En su libro Historia de una disidencia, la sobrina del general Pilar Jaraiz Franco escribió sobre ellos: «Eran más hermanos que primos, pero de adultos se habían agudizado sus diferencias ideológicas.Franco lo había sustituido de su puesto durante la revolución de Asturias en octubre de 1934. Y en una de sus muchas discusiones, había exclamado Franco: "Un día voy a tener que fusilarte"».Ricardo, que también había nacido en Ferrol, era tres años más joven que su primo Francisco. Como él, consiguió los más importantes logros de su carrera militar en el norte de Africa. En 1922 fue destinado como capitán a Larache y resultó herido en una de sus incursiones. Dos años más tarde recibió una medalla de «sufrimiento por la patria». Incluso se le concedió, años después, otra condecoración, la Cruz de María Cristina por motivos de guerra, debido a su estancia en Africa.Pero no fueron las suyas vidas precisamente paralelas. Más bien, al contrario. Tras la revuelta de Asturias de octubre de 1934, reprimida por el propio Franco, De la Puente Bahamonde fue suspendido del Ejército por apoyarla.UNICO CUARTEL LEALSólo después de que, tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, Manuel Azaña legislara un indulto general, De la Puente Bahamonde fue rehabilitado. Le enviaron entonces, en abril de ese mismo año, a Marruecos como jefe de las Fuerzas Aéreas, con base en el aeródromo de Sania Ramel, a pocos kilómetros de Ceuta. Apenas faltaban tres meses para el inicio de la Guerra Civil y aquél iba a ser su último destino.Al caer la tarde del 17 de julio de 1936, el comandante Bahamonde, ya había tenido noticias de la sublevación en Melilla y de la toma de la base de hidroaviones de Atalayón. Su compañero el capitán aviador Virgilio Leret había sido detenido allí y pocas horas después habría de ser ejecutado. Asimismo, la máxima autoridad militar, el general Gómez Morato, también estaba detenido.En realidad sólo había un centro, además del aeródromo que él defendía, que aún no había caído en manos de los sublevados, la Alta Comisaría del protectorado, con la máxima autoridad civil, Arturo Álvarez-Buylla, al frente.El comandante Bahamonde no tenía dudas de que durante la madrugada del 18 de julio sería atacado el aeródromo. En pocas horas su primo, el general Franco, debía aterrizar allí a bordo del Dragón Rapide, procedente de Canarias, para tomar el mando de los sublevados en el norte de África. De modo que detuvo a varios oficiales que estaban implicados en el golpe y, con los subordinados leales, unos 25 en total, comenzó a preparar su defensa.Instaló cuatro ametralladoras sobre una torreta e iluminó la carretera por la cual podían venir las tropas atacantes con las luces de todos los vehículos de que disponía. Para dificultar más la llegada de las fuerzas del acuartelamiento legionario de Dar Riffien, mandadas por el brazo derecho del general Mola, el teniente coronel Juan Yagüe, Bahamonde ordenó a unos de sus capitanes salir con varias camionetas hacia Ceuta y volcarlas en un puente cercano.Ya era noche cerrada cuando en Sania Ramel se recibió una esperanzadora llamada desde la Alta Comisaría. Álvarez-Buylla había logrado hablar con el presidente del Gobierno y ministro de la Guerra, Casares Quiroga. Madrid iba a enviar aviones de refuerzo y había que resistir a toda costa. Alrededor de las 23.30 horas el comandante Bahamonde dio orden de marcar el campo de aterrizaje con hogueras encendidas con trapos y cubos de gasolina y señaló a un grupo de soldados para que quedaran en la pista al cuidado de ellas.El teléfono volvió a sonar a las dos de la madrugada, ya del 18 de julio. Esta vez era el jefe de la sublevación en Tetuán, el teniente coronel Sáenz de Buruaga, el que estaba al otro lado del hilo. Si Bahamonde no deponía su actitud, una columna de artillería y tropas de regulares cercarían el aeródromo.Los aviones de Madrid seguían sin llegar, pero Bahamonde se mantuvo firme. Tal y como quedó reflejado en el consejo de guerra, el comandante no dudó en contestar: «¡Tendrán que pasar por encima de los que defendemos al gobierno legal en este momento! ¿En qué concepto me ordena usted que me rinda? ¿Quién es usted para darme tales ordenes?». Dos horas y media después Sania Ramel estaba rodeado y el asedio apenas tardó unos minutos en durar.Las fuerzas atacantes tuvieron mucha precaución en no dañar la pista de aterrizaje, que sería utilizada en pocas horas por el avión que traía al general Franco. Pero incluso así lo tuvieron fácil. En menos de media hora empezaron a registrarse los primeros heridos entre los hombres de Bahamonde. El comandante no tardó en comprender que los aviones prometidos por Casares Quiroga no iban a llegar nunca, que resistir sólo serviría para contribuir al derramamiento de sangre y que su primo había ganado esta partida. Antes de entregarse, no obstante, ordenó a sus hombres que realizaran averías en varios aviones Breguet XIX, rompiendo sus depósitos de gasolina, radiadores y las ruedas del tren de aterrizaje para que no pudieran ser utilizados por los aviadores sublevados. A las 05.15 horas de la madrugada del 18 de julio, enarboló un pañuelo blanco y entregó su pistola al comandante de regulares Serrano Montaner. Él y todos sus hombres fueron detenidos y trasladados a la fortaleza del monte Hacho de Ceuta.Unas horas más tarde, en la mañana del 19 de julio aterrizaba en el aeródromo el Dragón Rapide. Franco fue rápidamente informado de la actitud de su primo el comandante Bahamonde y su situación en calidad de detenido por oponerse a la sublevación.El proceso sumarísimo contra el comandante Bahamonde, sin embargo, había comenzado a tramitarse el mismo 18 de julio. Se deseaba cuanto antes tener una sentencia, y así fue como el 2 de agosto se celebró el consejo de guerra. A las pocas horas de escuchar las acusaciones, y ante una defensa inexistente, fue condenado a muerte por traición.EJECUCIÓN O INDULTOEl 3 de agosto se envió a Franco el fallo para que, como máxima autoridad, aportara su enterado y firmara la ejecución o el indulto.El general debió de pensar que cualquier condena que no fuera la ejecución sería considerada un signo de debilidad, pero firmar la sentencia de un familiar tan cercano podría ser inquietante.Y no lo hizo. Decidió ceder su firma al segundo jefe, Luis Orgaz, quien la rubricó.El comandante De la Puente Bahamonde fue fusilado el 4 de agosto de 1936, en los muros exteriores de la fortaleza del monte Hacho. Eran las cinco de la tarde. Tras años de haber investigado y consultado cientos de procedimientos, no me consta que durante la represión en Ceuta tuviera lugar alguna ejecución por la tarde. Estaba claro que querían dar por finalizado este consejo de guerra cuanto antes.

ATENTADO A FRANCO EN CEUTA


El día que no mataron a Franco



Francisco Sánchez Montoya

CUATRO CABOS y varios soldados planearon asesinar a Franco en Ceuta el 18 de julio de 1936 para detener el alzamiento. Horas antes de la acción fueron delatados y finalmente ejecutados


El 17 de abril de 1937, tras 10 meses de duros interrogatorios, concluyó un consejo de guerra sumarísimo contra 37 militares y dos civiles. Se les acusaba de organizar un complot en Ceuta para atentar contra la vida del general Franco y detener el alzamiento del 17 y 18 de julio del año anterior. Su acción pudo haber cambiado el curso de la Guerra Civil y sólo el testimonio a última hora de un soldado permitió abortarla. A pesar de ello, los detalles de aquel episodio han permanecido inéditos hasta ahora.Todo comenzó al filo de la medianoche del 17 de julio de 1936, cuando las tropas del acuartelamiento legionario de Dar Riffien, al mando del teniente coronel Juan Yagüe, recibieron la orden de tomar Ceuta. Los diferentes cuerpos militares se distribuyeron para controlar la ciudad y al Regimiento de Infantería del Cerrallo Nº 8 de Ceuta se le ordenó salir a la calle para «defender a España».Pero no todos los integrantes del batallón tenían la misma idea de lo que significaba «defender a España». El acuartelamiento solía ser destino de soldados de reemplazo y de veteranos peninsulares, en su mayoría jóvenes que buscaban en el Ejército un futuro mejor, sin olvidar por ello sus sentimientos republicanos. Como los cabos veteranos José Rico y Pedro Veintemillas, quienes en su ronda por las calles de Ceuta observaron cómo patrullas de falangistas detenían a civiles y asaltaban varias sedes de partidos políticos o cómo en las paredes de la ciudad se habían fijado bandos firmados por el general Franco en los que se comunicaba al pueblo el estado de guerra, la disolución de los partidos y la prohibición de reuniones.Cuando Rico y Veintemillas volvieron al cuartel, en las primeras horas del 18 de julio, se reunieron en una pequeña habitación de la compañía con los también cabos veteranos Anselmo Carrasco y Pablo Frutos. Durante varias horas estudiaron cómo frustrar el alzamiento, pero no fue hasta un segundo encuentro durante el mismo día cuando el cabo Rico presentó el plan para matar a Franco. Cuando entrara en el patio central del acuartelamiento para revistar las tropas, él mismo le dispararía. Los demás implicados, desde la primera planta del cuartel, apuntarían al resto de militares para inmovilizarlos. Acto seguido, otro grupo saldría hacia la ciudad para informar del atentado y recabar el apoyo del pueblo.En la tarde del 18 de julio el cabo Rico, jefe del complot, pidió entrar de guardia en la puerta principal del cuartel con el fin de ser el primero en enterarse de la llegada de Franco. Compartía vigilancia con el cabo Rodríguez, quien confesó en el consejo de guerra: «José Rico me preguntó qué me parecía el movimiento.Le contesté que llevaba dos días de servicio y que no me había informado, y él respondió que este movimiento iba contra el Gobierno, y que si nosotros fuéramos hombres deberíamos ponernos a favor de ellos e ir contra nuestros oficiales y jefes. Añadió que ya había implicado a los seis centinelas de la guardia. Y en el momento en que empezaran los disparos, me tenía que poner a las órdenes de Anselmo Carrasco y Pedro Veintemillas».Los cabos y soldados implicados en la intriga lo tenían todo planificado. Sabían que Franco aterrizaría en Tetuán y en unas horas llegaría al cuartel de Ceuta. Pero la tensión en los jóvenes soldados ante la trascendencia del atentado hizo que uno de ellos decidiera hablar con el coronel jefe del cuartel para informarle de la trama. Éste, alarmado, avisó al cuerpo de guardia y echó por tierra el complot horas antes de que Franco llegara. Las detenciones no tardaron en sucederse y, según se detalló en el consejo de guerra, el total de acusados fue de más de 50 militares y civiles.La Guardia Civil se hizo cargo de los detenidos, quienes, custodiados por la legión, fueron trasladados a unos viejos barracones para tomarles declaración. Así lo recuerda uno de los supervivientes, el anarquista Sánchez Téllez: «Entré en un pequeño despacho sin ventanas y un brigada me tomó la filiación y comenzó a interrogarme.Aún no había terminado la primera pregunta cuando sobre mi espalda sentí un golpe de vergajo. Para que me recuperara me echaban agua de un botijo, pero yo lo negaba todo».Hasta las tres de la madrugada del 20 de julio los acusados estuvieron en los barracones declarando. Más tarde los hicieron subir a un camión, los colocaron de rodillas y los trasladaron a la fortaleza-prisión militar del Monte Hacho, también en Ceuta.El 26 de julio empezaron los autos de procesamiento. El juez teniente coronel Ramón Buesa fue tajante en su exposición: «Según se desprende de lo actuado entre algunos cabos y soldados del Regimiento de Infantería, existía complicidad para la organización de un movimiento sedicioso con el fin de atentar contra la vida del excelentísimo señor jefe de las Fuerzas Militares Francisco Franco Bahamonde».En la madrugada del 21 de enero de 1937, cuando aún no se había celebrado el consejo de guerra, una patrulla de falangistas llegó a la fortaleza del Hacho. Con total impunidad, sacó de sus celdas a los cabos Veintemillas y Marcos. Horas después sus cuerpos yacían, con un tiro en la cabeza, en el depósito de cadáveres del cementerio, donde fueron enterrados en una fosa común.JUICIO SIN TESTIGOS Dos meses más tarde, todos los detenidos fueron trasladados al Cuartel de Sanidad, donde tuvo lugar el consejo de guerra. Lo presidió el teniente coronel Ricardo Seco. El juez permanente teniente coronel Buesa dictaminó el veredicto de culpabilidad.«Fue un juicio aparente, sin testigos ni nada», cuenta Téllez. «Lo que más me quedó de la sentencia fue que el juez se levantó de su asiento y, con voz ronca y odio, nos dijo: "No sois españoles, sois todos unos cobardes traidores a la patria", a lo que el cabo Rico replicó: "Juré defender una España democrática y la defiendo porque soy español; los traidores a la patria sois vosotros"».El epílogo de esta inédita conjura lo pone la muerte de un grupo de militares fiel a la República y que esperaba que con la muerte de Franco en su acuartelamiento se detendría la sublevación de sus mandos. Podría haber cambiado la Historia de España, pero lo único cierto es que, en la madrugada del 17 de abril de 1937, fueron fusilados el sargento Garea, los cabos Rico, Carrasco y Lombau y el soldado Navas. La ejecución fue obra de un piquete del Grupo de Regulares de Ceuta en el exterior de la fortaleza del Monte Hacho, situada en la Puerta Málaga.

BAJO LOS ISLEOS DE CEUTA

TRES SIGLOS DE HISTORIA
BAJO LOS ISLEOS DE SANTA CATALINA

FRANCISCO SÁNCHEZ MONTOYA

Naufragaron dos navíos franceses, en 1692, L’Assuré y Le Sage, la tripulación en su gran mayoría pereció ahogada, los supervivientes quedaron prisioneros en Ceuta, y sus artillerías y utensilios sumergidos bajo las aguas



Cuando el Conde francés Víctor María D’Estrées zarpó de Toulon el 21 de marzo de 1692, hacia Brest, en el navío Le Sceptre, acompañado de diez y seis barcos más, con el fin de luchar contra Inglaterra y devolver el trono al derrocado Jacobo II nunca podía pensar los acontecimientos que le esperaban en aguas de Ceuta. No llegando en el plazo previsto al lugar de reunión, y por lo tanto, no pudo participar en la batalla de La Hougue donde los franceses sufrieron una gran derrota, desvaneciéndose sus proyectos.

En su ruta, el 15 de abril, capturó dos barcos de bandera inglesa; uno de ellos quedó muy dañado por el combate y como navegaba con dificultad decidió abandonarlo tras prenderle fuego. Tres días después, en el Estrecho de Gibraltar junto a las costas de Ceuta, le sorprendió una violenta tempestad de lluvia y granizo que puso en evidente peligro a toda la escuadra. A pesar de las múltiples maniobras realizadas para evitar una catástrofe, perdió los navíos L’Assuré y Le Sage.

El primero mandado por De Chaurenaute fue arrastrado y es muy probable que se estrellara contra las rocas de los Isleos de Santa Catalina, su capitán junto a un reducido número de hombres embarcaron en una chalupa y con ella alcanzaron otro navío que los tomó a bordo, el resto de la tripulación en su gran mayoría pereció ahogada y su artillería quedó sumergida. El otro barco mandado por Le Guiche fue a encallar muy posiblemente en las rocas del Sauciño, sus marinos salvaron la vida, pero al estar España y Francia en discordia quedaron prisioneros del Gobernador de Ceuta Francisco Bernardo Barahona.

Como el temporal no amainaba y para recomponer su escuadra el Conde D’Estress tomó la decisión de retroceder hacia Málaga. Antes envió un mensaje al Gobernador de Ceuta rogándole un trato humanitario a los 480 marinos cautivos, éste alojo en su casa a los oficiales y guardiamarinas. Con posterioridad los prisioneros fuero enviados a Cataluña para ser canjeados. En este naufragio perecieron unos 317 hombres de los 797 que sumaban las dos tripulaciones.

Una vez frente a las costas malagueñas enarboló en sus navíos los pabellones de Holanda e Inglaterra, con este engaño apresó muchas chalupas que se acercaron con el ánimo de venderles vituallas. Por los prisioneros se enteró de la próxima llegada de un convoy de barcos mercantes escoltados por dos navíos de guerra ingleses. Los divisó el 21 de mayo y al día siguiente envió a M. de Cogolin al mando del navío Le Lis y cinco barcos más tras ellos. Los enemigos al verse perdidos incendiaron las naves y se dieron a la fuga en chalupas. Tras esta incursión la flota tomó rumbo a Brest (Francia) apresando en el camino tres navíos ingleses. Es evidente que todas estas vicisitudes, algunas de ellas innecesarias, fueron la causa del retraso de la escuadra de Levante en llegar a su punto de reunión.

El historiador Corre da Franca señala la recuperación de todos los cañones en 1694 del encallado en las piedras del Sauciño, sin embrago, del hundido en los Isleos refiere la inmersión de todas las piezas, aunque apunta –sin dar fechas-, que luego fueron puestas en tierras por buzos. Por la lectura de estos datos parece poco probable la persistencia de algún resto de la artillería de aquel naufragio, pero tratando de ser lógicos, era relativamente fácil sacar los cañones del navío encallado, todo lo contrario ocurría con el otro, sumergido entre 14 y 20 metros y en una zona donde las corrientes son muy intensas. Si a esto le añadimos la escasa tecnología submarina del siglo XVIII no sería sorprendente que algunos cañones no pudieron ser recuperados. El 9 de julio de 1694, el Gobernador de Ceuta se quejaba al Almirante de Castilla del retraso en la llegada de los 1000 escudos necesarios para sufragar los gastos de rescate y reflejaba lo lastimoso de no sacar los 50 cañones restantes por motivos económicos.
Fuente: “La flota que no llegó a su destinos”- Juan Bravo Pérez y Juan Antonio Bravo Soto- 1989.





















MUSEO MUNICIPAL “JUAN BRAVO”

En muchas ocasiones se ponen en nuestra ciudad, nombres a calles, plazas y jardines a gente con poco arraigo en la ciudad y con precarios méritos. Y cuando ocurre todo lo contrario, somos pocos dados a destacar a ceutíes que han realizado una gran labor. Tenemos el caso del investigador Juan Bravo, a quien los ceutíes le debemos muchas horas de dedicación y sacrificio, a lo largo de toda su vida, en pro de la historia local. Creo que no podemos continuar sin ofrecerle nuestro reconocimiento y admiración y devolverle lo mucho que él ha realizado por Ceuta. Que mejor forma de agradecérselo que rotular al Museo del paseo del Rebellin, con su nombre: “MUSEO MUNICIPAL JUAN BRAVO”. Si tenemos que coger firmas y llevarlas al Presidente de la Ciudad o a la Consejera de cultura o a los miembros de la oposición lo haremos, somos muchos los que pensamos igual, yo al menos, ya pongo mi modesta firma quien es el siguiente…

¿Quién no conoce la labor histórica de Juan Bravo?, es ilógico que ahora aquí, en este reportaje muestre lo mucho que ha realizado este insigne caballa. Haría faltan muchas páginas y libros para glosar toda su labor. El rescate de los cañones de los Isleos es tan sólo la punta de un iceberg de todo su trabajo. Podríamos destacar como simples apuntes, entre otras cosas, que fue el único investigador de los años sesenta que se dedicaba monográficamente al estudio de la arqueología subacuática en Ceuta. El asentamiento de los fenicios, que ya escribiera hace muchas décadas y ahora se le ha dado la razón, por parte de la comunidad científica. Tres han sido sus líneas de investigación, plasmadas en más de una veintena de trabajos. Sus estudios sobre las anclas antiguas, especialmente romanas, sobre las cuales llegó a realizar numerosas pruebas arqueología experimental. Por otro lado sus trabajos de ánforas púnicas y romanas, habiendo iniciado una línea de investigación que otros investigadores e historiadores han desarrollado más tarde, y como no la localización y excavación arqueológica de los pecios de época moderna en Sant Catalina. También destacar su labor como Director del Instituto de Estudios Ceutíes entre 1989 y 1996, o medalla de la Ciudad Autónoma en año 2004 entre otras muchas distinciones.

















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AÚN QUEDAN CINCO CAÑONES BAJO EL MAR

Aproximadamente en el mes de mayo de 1962, los buceadores ceutíes Ernesto Valero y Agustín Pinzones, practicando pesca submarina en los Isleos de Santa Catalina, quedaron sorprendidos ante el hallazgo, de múltiples cañones dispersos sobre el fondo a una profundidad de 14 a 20 metros. En los días sucesivos, “en apnea”, se dedicaron a realizar valoración aproximada del pecio, comprobaron que se componía fundamentalmente de cañones de hierro, algunos de bronce y varias anclas de hierro. El hallazgo fue comunicado a la Comandancia de Marina de Ceuta. Como no poseían el título de buceador contaron con la colaboración de José Luis Arbona y Juan Bravo.

Mientras se gestionaban los trámites burocráticos decidieron hacer una primera prospección con los equipos de aire comprimido. En ese primer reconocimiento, llevaban unas palanquetas para raspar las piezas y comprobar el material de su construcción. Sobre un fondo de piedras y cascajos divisaron alrededor de veinte cañones y cinco anclas.

Ocho años más tarde, en 1970, realiza un proyecto de rescate que se acepto por la delegación de Cultura del Ayuntamiento de Ceuta, para llevarlo a cabo, contaba con la colaboración de Antonio Amores, José María Garrido, Mohamed Mustafa y el hijo de Juan Bravo, Juan Antonio. En lo referente al material, disponían de equipos de buceos cedidos por la Federación Ceutí de Actividades Subacuaticas y el CAS, un pequeño barco “El Joselito” y la pieza fundamental, una balsa diseñada y construida con sus propios medios.

La balsa consistía en un esqueleto de madera de pino en cuyo interior iban sujetos 20 bidones de 200 litros cada uno, sobre ella descansaba un puente de hierro y colgado de este un “Tractel” con un poder de arrastre de 5000 Kg. A través de un orificio practicado en el centro pasaban el gancho y el cable de acero. El primer día que pusieron en marcha el proyecto estaban intranquilos, junto a Juan Bravo, había mucha gente joven con mucha ilusión pero poca experiencia en estas materias. Tras muchas inmersiones y mucho trabajo, en esta campaña de 1970 recuperaron 14 cañones de hierro, uno de bronce y un ancla, todo pasó a disposición del Ayuntamiento

LAS PERIPECIAS DE LA ESTATUA A GONZALEZ TABLAS

FRANCISCO SÁNCHEZ MONTOYA


“Créame, que nunca pude sospechar que en mi vida de artista me ocurriera cosa tan peregrina, no puedo venderla, ni regalarla, ni destruirla, porque no es mía, porque me la pagaron.
¡Y nadie la quiere! (El Escultor).


Un 8 de agosto de 1935 se llevó a cabo en Ceuta la inauguración del monumento a la memoria del teniente coronel de Regulares nº 3, Santiago González Tablas, muerto en la toma de Tazarut en 1922. Pero cuatro años antes, la estatua tuvo que sufrir varios avatares, un tanto curiosos, tras tener acabado el monumento el escultor y no saber a quien entregársela.

Esta curiosa historia comienza hacia 1929, cuando Millán Astray, organiza una suscripción nacional con el fin de recaudar dinero para realizar una escultura y un homenaje a su compañero de milicia González Tablas. En Madrid se abrió la campaña y
en pocos meses se recaudó el importe para hacer frente a los gastos. Tras reunirse la comisión organizadora designaron al escultor madrileño Pérez Comendador para su realización.

Terminada la estatua, el autor contactó con Millán Astray, para entregarle la obra. Ante la sorpresa del artista, este le contestó que no podía hacerse cargo de ella, ya que cayó la dictadura de Primo de Rivera, y tras el 12 de abril de 1931, también la monarquía, proclamándose la II República y que es el nuevo ministro de la Guerra quien debe decidir sobre esta escultura. El escultor, ante esta respuesta contacta con los familiares de González Tablas quienes les manifiestan que ellos no pueden hacer nada, pues la estatua la pagó una comisión del homenaje.

Pasan los años y el escultor tiene en su estudio de Madrid la majestuosa estatua y no sabe que hacer con ella. No le queda otra salida que dar en los medios de comunicación su opinión y protesta y así es como contacta con el diario ABC, quien se hace eco de las peripecias de este monumento. Las manifestaciones del escultor son evidentes: “Créame, que nunca pude sospechar que en mi vida de artista me ocurriera cosa tan peregrina como está. He aquí una estatua que constituye para mí un problema pavoroso y obsesionante. No puedo venderla, ni regalarla, ni destruirla, porque no es mía, porque me la pagaron ¡Y nadie la quiere!. Los miembros de la Comisión porque cumplieron su cometido con recaudar el dinero, hacerme el encargo y pagarlo. La familia de González Tablas porque dice, con razón que ni la estatua es suya ni tendría donde colocarla. Yo creo que el Gobierno podía y debía colocarla en algún sitio, en algún cuartel, en una academia ó en cualquier dependencia militar".

Por fin, el 28 de septiembre de 1934, el Ayuntamiento ceutí recibe del ministro de la Guerra, su cesión, aunque en un principio se pensó emplazarla en la Academia General Militar de Zaragoza. Pero tras las múltiples gestiones del alcalde Victori Goñalons se envio a Ceuta. Se estudio la posibilidad de instalarla en el cuartel del Grupo de Regulares, esta opción se desechó y definitivamente su ubicación fue en la calle Edrisis.

MORTALMENTE HERIDO
La muerte de González Tablas tuvo lugar en las operaciones de 1922 en la Zona occidental del Protectorado tenían como finalidad ocupar Tazarut y expulsar de ella a Raisuni. El 12 de mayo, tres columnas operaron para lograr ese objetivo. González-Tablas con sus Regulares de Ceuta iba en la vanguardia de su columna. La operación fue dura, pero Tazarut fue envuelto y las fuerzas avanzadas recibieron un intenso tiroteo protegidos por un terreno pedregoso y con mucho arbolado y monte bajo. De una descarga cayeron a un tiempo González-Tablas y el comandante Medina, cada uno con dos balazos, de vientre y mano el primero y de vientre y muslo el comandante.

Inmediatamente se les trasladó a Aman, donde tenía el Hospital el doctor Gómez Ulla por un camino difícil, se tardó más de dos horas en la evacuación. Después de ser operado no recobró el conocimiento, muriendo el 13 de mayo. Al día siguiente se le trasladó al campamento de Jemis de Beni Arós. A la una de la tarde de ese mismo día llegó a Tetuán, procedente del zoco El Jemis, el furgón de Sanidad conduciendo los cadáveres del Teniente Coronel González-Tablas, Teniente de Regulares Corro, un Sargento de Regulares de Tetuán y el Teniente de Caballería García Sánchez.

Tambien Alfonso XIII honró su memoria con la creación del marquesado de González-Tablas, que hoy en día ostenta su nieto Santiago Chamorro González-Tablas. Su muerte despertó un extraordinario eco en toda la prensa española. Periódicos y revistas publicaron biografías, semblanzas y documentos gráficos, el Congreso de los diputados también se hizo eco de su memoria.
















GONZÁLEZ TABLAS, DESTINADO A CEUTA EN 1915

Su vinculación con Ceuta tiene dos lazos, uno militar, ya que desde junio de 1915 se encuentra destinado en el Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Ceuta número 3. Y cinco años después tomó el mando del Grupo, ostentando el empleo de Teniente Coronel. Y por lazos sentimentales, ya que, contrajo matrimonio en Ceuta, en junio de 1920, con Carmen Cerni y Mas, era hija de Ricardo Cerni, alcalde entre 1891 a 1894. Naciendo en Ceuta dos hijas, Carmen y Victoria Eugenia.

González Tablas había nacido en Pamplona en febrero de 1879, ingresando en la Academia General de Toledo con tan sólo 15 años. Marchando a Cuba dos años después. Cursa sus estudios en la Escuela Superior de Guerra. Asciende a Capitán el 20 de noviembre de 1904. Perteneciendo al Regimiento de Sicilia. En 1909 marchó voluntario a Melilla, asistiendo con el Batallón de Cazadores de Madrid a la toma de la Alcazaba de Zeluán. Tras un breve paréntesis en la península, el 7 de enero de 1912 volvió a Melilla. En julio de 1921 marchó a Melilla con el Grupo de su Mando.

En los exámenes de tercer curso superior de la Academia de Árabe de Ceuta obtiene la calificación de sobresaliente, concediéndosele el diploma de posesión completa del árabe. Los Regulares de Ceuta, cambian en 1917 su ubicación, pasando del Ángulo, donde siempre estuvo la Milicia Voluntaria, al nuevo acuartelamiento de Regulares en la barriada de San José. Asciende por antigüedad al empleo de teniente coronel el 4 de octubre de 1919 y fue recompensado un año después con la Cruz de la Orden Laureada de San Fernando, siendo ese mismo año nombrado Gentilhombre de Cámara del Rey Alfonso XIII.

Los ceutíes le rindieron un sentido homenaje el día de su entierro, 15 de mayo de 1922, cuando llegó su cuerpo a Ceuta, procedente de Tetuán. El cadáver fue depositado en su domicilio en los pabellones de la Alhambra, donde se instaló la capilla ardiente, comenzando enseguida el desfile de ceutíes que se agrupaban en la puerta de la casa mortuoria. El día 16, a las 11 de la mañana y entre una gran manifestación de duelo, fue oficiado en Ceuta el entierro, descansando su cuerpo en el panteón de la familia Cerni en el Cementerio de Santa Catalina.











MILLÁN ASTRAY ENTREGA LA ESTATUA AL PUEBLO DE CEUTA

A mediodía del 8 de agosto de 1935 se celebró la entrega de la estatua al pueblo de Ceuta. En la presidencia sus dos hijas, Carmen y Victoria Eugenia, así como el Ayuntamiento en pleno bajo mazas, con su alcalde, el Republicano Radical Victori Goñalons, junto a Rico Avelló, Alto Comisario.

El organizador de la cuestación Millán Astray, hace entrega de la estatua al pueblo de Ceuta… “ La más grata misión que tengo en mi vida es este conmovedor acto de entregar al pueblo de Ceuta esta estatua que por suscripción nacional, honra y enaltece la memoria de González Tablas, quien es un héroe ya legendario, es, con su figura gloriosa, una de los que forjaron la grandeza inmarcesible de España…”

Terminó haciendo un canto fraternal a la vida y hechos de González Tablas, diciendo que el pueblo de Ceuta lo enaltece en nombre de España. A continuación el alcalde Victori Goñalons pronunció un discurso, y tras su intervención la hija mayor de González Tablas, Carmen descubrió la estatua, desfilando a continuación las tropas de Regulares.

El acuartelamiento donde González Tablas estuvo destinado desde 1915 y cinco años después fuera su Jefe recibe actualmente su nombre. En este acuartelamiento existe una verdadera “perla” donde poder investigar y profundizar en la vida no sólo de González Tablas sino en buena parte de la historia de Ceuta. Nos referimos al Museo Específico de Regulares, un gran archivo donde las facilidades son máximas. Este fue construido durante los años 1926-1927, siendo su utilización inicial como almacén, y tras la exposición en diciembre de 1989 "Los Regulares en el tiempo. LXXV años al servicio de España", se decide la creación del Museo.

Una vez dentro del Acuartelamiento, el denominado Rincón de Tazarut, se expone la lápida conmemorativa del monumento que se erigió en el mismo lugar en que cayó mortalmente herido, e inaugurado por el Alto Comisario general García Valiño en 1955. También sobre González Tablas se conserva un cuadro del pintor Mariano Bertuchi, que representa el acto de imposición al cadáver de la medalla Militar Individual por parte del Alto Comisario, general Berenguer, el 13 de mayo de 1922, en el campamento del Zoco el Jemis de Beni Aros. También se encuentran las condecoraciones de González Tablas, destacando su Cruz Laureada de San Fernando y la Llave de Gentilhombre de Cámara que le concedió el Rey Alfonso XIII.

SÁNCHEZ-PRADO, 17 DE JULIO DE 1936

LAS ÚLTIMAS HORAS DEL ALCALDE SÁNCHEZ-PRADO
“Tuve oportunidad de huir, pero mi lugar estaba junto al pueblo que me eligió”

FRANCISCO SÁNCHEZ MONTOYA
http://www.guerrayrepresion-ceuta-protectorado.com/
Cuando las manecillas del reloj apenas marcaban los primeros minutos de la madrugada del 5 de septiembre de 1936, el juez militar teniente coronel Ramón Buesa en compañía de su secretario se desplazan desde el acuartelamiento de Sanidad, donde hace pocas horas terminó el consejo de guerra, hacia el Cuartel del Rey, donde el alcalde se encontraba detenido junto a su secretario De la Torre y los vecinos de la barriada del Sarchal, Ángel Guijo y Fidel Vélez.

A buen seguro, en la soledad de aquel calabozo, todavía el alcalde confiaba y mantenía la esperanza de un posible indulto. Pero no fue así, al caer la noche del 4 de septiembre, se recibió desde la Jefatura de las Fuerzas Militares del Norte de África, con sede en Tetuán, el “enterado” y aprobación del fallo del Consejo de Guerra. Sánchez-Prado en su interior sabia que las tropas sublevadas tenían como primer punto crear pánico y miedo entre la población civil con ejecuciones sumarísimas y él en estos dos meses de detención había sido testigo de muchas.

Tras franquear el cerrojo de la celda el juez militar le ordeno se pusiera en pie, para leerle la sentencia definitiva, lo que realizó el secretario de los juzgados militares:

"En la Ciudad de Ceuta a cinco de Septiembre de mil novecientos treinta y seis, reunido el Consejo de Guerra de Oficiales generales para ver y fallar la causa instruida por presuntos delitos de rebelión y sedición. EL CONSEJO FALLA, Que debe condenar y condena a los procesados Don Antonio López Sánchez-Prado, Adolfo de la Torre Guillen, Ángel Guijo Higüero y Fidel Vélez Roldan a la pena de muerte por el delito de rebelión militar. Lo firman todos los componentes del Consejo de Guerra, Tenientes Coroneles, Rojas Feigespán, Reig Valerino, Lagarde Aramburu, Del Valle Marín y Tejero Ruiz".

Acto seguido fueron conducidos a Capilla, manifestándoles que podían pedir los auxilios espirituales si los necesitaran. Todos firmaron la notificación. A las 6,30 de la madrugada llegó el piquete encargado de la ejecución y hacen guardia en la puerta. Tras una agónica madrugada, a las 8,30 los sacaron en la puerta del cuartel les esperaban dos camionetas de automovilismo y un coche. Algunos civiles, desde las aceras y sobretodo desde las puertas de las casas colindante con el cuartel, “Patio Hachuel”, ven salir a Sánchez-Prado junto a sus compañeros, esposados y custodiados por fuerzas militares, en sus rostros se ve la tragedia que les espera. Nadie se atreve a levantar la voz, el miedo los atenaza.

Tras recorrer las camionetas los escasos tres kilómetros, llegan a la zona conocida en el Tarajal como “el tripero”, allí un piquete de 20 hombres al mando de un oficial se prepara para llevar a cabo la ejecución, también está presente una Compañía del batallón del Serrallo nº 8, otra del grupo de Regulares nº 3 y secciones completas de Ametralladoras, de Sanidad, de la Compañía de Mar, un pelotón de la Guardia Civil, otro de Carabineros y una Falange de las milicias fascistas.

La ejecución se llevó a cabo a las nueve de la mañana tras la orden del comandante. Acto seguido se procedió al desfile por el jefe de línea. El médico forense certificó las muertes y en un furgón de Sanidad militar fueron transportados al deposito de cadáveres del cementerio de Santa Catalina, donde se le entrega por orden del juez militar los cadáveres a los familiares para verificar su entierro, pero dejando bien escrito: “Que no podrá hacerse con pompa". o.

SE APROXIMAN DÍAS TERRIBLES (Sánchez-Prado)
Toda aquella tragedia comenzó un 17 de julio de 1936, en esa tarde el alcalde recibió varias llamadas de amigos, indicándole que se marchara hacia Tánger, como ya lo habían realizado otros muchos ante un inminente golpe militar. Una de estas llamadas
fue la del Presidente del PSOE en Ceuta (1933) Jiménez Cazorla y del Director del Puerto Piñuelas quienes cruzaron el paso fronterizo del Boch y entraron en la ciudad internacional de Tánger, con lo cual salvaron sus vidas.

Ante tales manifestaciones el alcalde visitó al Delegado del Gobierno Ruiz Flores, para recibir noticias y saber las medidas preventivas. El Gobernador le manifiesta que el Presidente de la República y Ministro de la Guerra Casares Quiroga está informado y ya se han tomado las medidas oportunas “en pocas horas, todo habrá terminado, todo esto es un bulo”, le manifestó. Sánchez-Prado, vuelve nuevamente al Ayuntamiento, a pesar de los nervios y noticias alarmantes que llegan desde Melilla el alcalde conserva la tranquilidad y celebra un pleno municipal que desde hace unos dias ya estaba programado.

A la sesión municipal no asiste ningún concejal de los partidos conservadores y si Moisés Benhamú de Unión Republicana; Luís García Independiente; los miembros del PSOE Valentín Reyes, José Lendínez, Manuel Pascual, David Valverde y Antonio Becerra; del Partido Comunista Antonio Berrocal y Sertorio Martínez y Juan Arroyo de Izquierda Radical-Socialista, también asistió el secretario particular del alcalde, Adolfo De la Torre, de los presentes en el pleno ocho fueron fusilados, en diferentes fechas. La sesión municipal se celebró en un ambiente poco propicio a tomar decisiones y apenas duro dos horas, destacando la petición del delegado del Socorro Rojo Internacional de Ceuta, Torres Ruiz (quien seria fusilado), solicitando permiso para organizar una verbena para el próximo 25 de julio y se estudió el presupuesto de los festejos patronales del mes de agosto y sin muchos más asuntos que tratar se cerró la sesión a las 21 horas, el alcalde sabedor de los acontecimientos que se podrían producir en la ciudad concluyó:

"Ha terminado la sesión, pero ¡oíd! Se aproximan días terribles para la República y es preciso que nos unamos y nos preparemos para defenderla. No es ocasión de huelgas, ni de disensiones, sino de que todos, como un hombre, cumplamos nuestro deber, ¡Viva la libertad! ¡Viva la República!”.

Tras concluir el pleno, el alcalde se reúne en su despacho con los concejales para tratar de unir fuerzas, y nuevamente, -como declaró en el consejo de guerra-, recibe más llamadas: “Seguí durante toda la tarde-noche recibiendo persistentes llamadas telefónicas para que me marchara y al mismo tiempo considere por mi ejercicio facultativo como médico y por mi actuación como político, donde nunca perjudique a nadie y también por razones de ambiente, y sobretodo por el tono cariñoso de las personas que hablaron conmigo, incluso una de ellas, en tono angustiado a las nueve de la noche, todo ello indicaba el cariño que me tienen, pues solo se preocupaban de mí seguridad, yo les conteste, que mi sitio estaba junto al pueblo que me eligió."

Permanece parte de la madrugada en el Ayuntamiento junto a su secretario De la Torre, sobre las 00,30 horas, desde la ventana de su despacho puede ver como llegan camiones con militares a la Plaza de África, tomando posiciones en la calles. El alcalde espera noticias de otros dirigentes políticos, siempre con el temor de un posible asalto del edificio por las fuerzas sublevadas.

Estuvo hasta las dos de la madrugada del 18 de julio en su despacho, marchándose a su domicilio, viendo por el Puente Almina y todo el Rebellin una gran presencia de soldados y falangistas, al pasar por delante del edificio de la Delegación del Gobierno vio como ya había sido tomado por fuerzas de Regulares. Al llegar a su casa, también pudo ver, por estar cerca de su domicilio como se había tomado la Casa del Pueblo en la calle Agustina de Aragón.

Sobre las tres de la madrugada del 18 de julio lo sacaron de su casa esposado y escoltado por varios inspectores de policías introduciéndolo en un automóvil, dentro se encontraba ya detenido el militante de Unión Republicana Marcos Medina, que vivía frente al alcalde. Los dos fueron trasladados a la comisaría de la Plaza de los Reyes, a los pocos días Sánchez-Prado fue trasladado a los barracones de la prisión de García Aldave, allí pudo ver a la mayoría de los políticos y sindicalistas de la Ciudad, que también estaban detenidos. Durante el tiempo que permaneció en la prisión, la llegada de la noche era un momento para el desazón y el pánico, el fue testigo como otros muchos de las “visitas” de los falangistas locales, con sus tristes sacas y ejecuciones en la vía publica. El 12 de agosto lo trasladaron al Cuartel del de Sanidad, dando comienzo el consejo de guerra y en apenas 25 dias se llevo a cabo su fusilamiento.

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LA INEFICAZ DEFENSA DEL ALCALDE

El médico y alcalde de Ceuta Sánchez-Prado, como todos los inculpados tras la sublevación careció de las posibilidades de defensa minimamente exigibles, su defensor el teniente de Infantería, Pascual del Cerro, compareció el 1 de septiembre ante el Consejo de Guerra y expuso sus argumentaciones con valentía, pero, sin ningún resultado, pese a sus claros razonamientos de indulto, poniendo en evidencia la injusticia de este juicio, las palabras textuales por parte de la defensa fue:

"Misión ingrata y difícil es para este Oficial, la defensa del procesado ingrata por la importancia de las penas que se solicitan, y difícil, porque estimo superior a mi preparación jurídica el esfuerzo que he de realizar, para, cumpliendo con mi indeclinable deber, llevar al ánimo del respetable Consejo de Guerra, si no la convicción de la inocencia de mi defendido, razones y fundamentos que puedan aconsejar una modificación en la gravedad de las penas, o una nota de piedad en la sanción. He de procurar armonizar el inexcusable deber de la defensa, con mis sentimientos de Patria, con mi amor a la España grande que vuelve a resurgir y con mi respeto a la disciplina militar a la que honradamente pertenezco. Y pido a Dios me ilumine en este difícil momento, en que pende, quizá del acierto de la defensa, la vida de este hombre, que equivocó su orientación ciudadana. Se acusa por el Sr. Fiscal a mi defendido de tres delitos. En primer lugar, no está probado que realizara los hechos de que se le acusa, calificados de sedición por el Señor fiscal. Ni Sánchez-Prado ha repartido ni ordenado repartir armas entre los elementos comunistas de esta Plaza, ni se opuso, ni trató siquiera de oponerse al glorioso Movimiento militar salvador de nuestra España. En cuanto al supuesto delito de tenencia ilícita de armas, tampoco es autor. Encontrar un revolver en su domicilio no quiere decir que fuera de su propiedad, ni que conociera su existencia el inculpado. Sabido es, que la casa del Dr. Sánchez-Prado es frecuentadísima, por su condición de médico y alcalde, y cabe la lógica suposición de que el revolver encontrado fuera dejado allí por algún visitante. En cuanto al tercer supuesto delito, el de sedición para cometer la rebelión, tampoco puede considerarse como imputable a mi defendido. La fiesta a que se alude en el sumario celebrada en el Sarchal el día 4 de mayo pasado, no tuvo finalidad alguna delictiva, fue organizada para celebrar la traída de aguas a la Barriada y en ella no hubo revista de milicias, sino un acogimiento cordial por parte de aquellos vecinos. Suplico al Consejo, que teniendo en cuenta las razones alegadas por esta defensa, la débil prueba Sumarial en que se apoyan las acusaciones contra mi defendido, suplico la reconocida bondad de sus dignos componentes tengan piedad para este desgraciado, cuyas equivocaciones puedan ser sancionadas con una larga privación de libertad que le haga conocer a lo largo de los años y encerrados en las meditaciones de la celda, el tremendo error en que se encontraba y el peligro a que llevo a España. Es justicia y gracia que pido. Ceuta, a primero de septiembre de mil novecientos treinta y seis".

ALFONSO MURUBE, DE DEPORTISTA A LEYENDA

FRANCISCO SÁNCHEZ MONTOYA


FICHÓ POR EL EQUIPO CEUTÍ “CULTURA S.C.” EN 1931, PROCEDENTE DEL VALLADOLID, TRAS FALLECER EN LA GUERRA CIVIL, EL ESTADIO MUNICIPAL RECIBIÓ SU NOMBRE EN 1942


Desde que se inaugurara el campo municipal de fútbol en 1933 son muchas las historias que guardan sus gradas… ascensos, promociones, descensos, alegrías y desilusiones, en aquel día recibió el nombre de Campo Municipal. Pero un 17 de abril de 1942, la junta directiva del Ceuta Sport presidida por Epifanio Hernández, solicitan al Ayuntamiento que se le debe poner el nombre de Alfonso Murube jugador de este equipo fallecido en el frente de Aranjuez, tras la sublevación del 17 de julio de 1936, tenía 25 años. Murube comenzó en el Utrera Balompié en 1924, después pasó al Deportivo Extremeño de Badajoz y un año más tarde al Valladolid ya con ficha profesional donde permanece dos años, y en 1931 vino a Ceuta y fichó por el Cultura, proclamándose campeón de la Copa Municipal, siendo en 1933 traspasado a la S.D. Ceuta. Cuentas las crónicas que era un jugador muy técnico jugaba de interior y era sobretodo un organizador de los ataques del equipo ceutí.

Cuando se inauguro el nuevo campo en 1933, recibió el nombre de “Campo Municipal de Deporte”, pero en los carteles se le añadía el sobrenombre de “Docker”, éste era referido a unos barracones hospitalarios militares que se encontraba en las mismas puertas de las instalaciones. Con anterioridad los partidos se celebraban en el “campo” anexo a la hípica militar, pista de entrenamiento de los jinetes de la guarnición, no reuniendo las mínimas condiciones higiénicas. Por otra parte litigios y cuestiones relacionadas con la propiedad militar y hasta con la posesión de esos terrenos, ponían a las sociedades deportivas de la localidad, en trance de no fichar a nuevos jugadores, ni efectuar gestión ninguna que representarse el menos desembolso pecuniario, ante la amenaza constante de que, el día menos pensado, se le prohibiese continuar en el disfrute del único “campo” con el que contaban. Los equipos reclamaban en la prensa local, de aquella Ceuta de años veinte, campañas en pro de la construcción de un estadio con el fin de poder desarrollar su deporte favorito.

El ambiente futbolístico era impresionante, tal y como he podido leer en la prensa local. También era de destacar la “Copa del Municipio”, el último que se jugó en el viejo e impracticable campo de la hípica, se enfrentaron el Ceuta F.C. y el Cultura Sport, las alineaciones, por el Ceuta: Cernuda, San Juan, Chicada, Carros, Beltrán, Martín, Molina, Besares, Grau, Traverso y Cayetano. Por el Cultura: Gómez (Bacalao), Domingo, Manolísimo, Caliani, Fontcuberta, Barranco, Botella, Homet, Morales, Focher y Vila. Ganó el Cultura Sport y como dato anecdótico cuentan las crónicas que el árbitro tuvo que ser custodiado por la Guardia Civil, para poder salir del Campo y marcharse urgentemente a la estación de ferrocarril para coger el tren que le lleve a Tetuán de donde había venido. Después de la liga local los distintos campeones de Ceuta viajaban a la península y al Protectorado para enfrenarse a equipos fuera de la ciudad.

PRESUPUESTO DEL NUEVO ESTADIO 139.875 PESETAS
La insistente reclamación de la afición de Ceuta en la construcción de un campo de fútbol se vio lograda tras el acuerdo alcanzado por la Corporación Municipal presidida por el alcalde David Valverde Soriano del PSOE, el día 20 de enero de 1933 bajo las directrices del arquitecto municipal José Blein con la colaboración del ingeniero militar y presidente de la Federación de Fútbol Luis Sánchez Urdazpal. El Ayuntamiento no contaba en sus presupuestos con la cantidad necesaria para una obra de esa consideración y al mismo tiempo veía con agrado la implantación de tan importante mejora, que podría además constituir una saneada fuente de ingresos.

La Corporación municipal acordó el 20 de enero de 1933 comenzar la obras con la mayor urgencia, para estar finalizada en la temporada 1933-1934. A escasos diez días se aprobaron los pliegos de condiciones y se anuncio la subasta, en la que figuraba la cantidad de 147.780 pesetas. Tras la apertura de ofertas se le adjudicó la obra a Salvador Peña Lara que se compromete a ejecutarla por 139.875,50 pesetas. El concejal Sánchez Mula, propuso que en vista de la baja obtenida se construya una grada y el concejal Victori Goñalons, que el espacio comprendido entre el campo y el vallado que ha de separarlo del público, se construya un velódromo. Esto último no se llevó a cabo.

Verificada la certificación general de la obra, el 13 de noviembre resulta que el coste de la misma, incluyendo las extraordinarias así como los de dirección facultativa, ascendió a 167.686,13 pesetas. A esta certificación se puso un pequeño reparo por la Comisión 1ª sobre una partida de 810,07 pesetas que figuraban como honorarios del Aparejador, informó después la Intervención municipal en sentido favorable a la devolución de la fianza al contratista, por estimar que queda suficiente garantía para responder de la obra, toda vez que el pago había de hacerse en tres anualidades sucesivas, de las que solamente estaba satisfecha la primera.

El 14 de septiembre, se le entrega el campo por parte de la constructora al alcalde accidental Salvador Pulido, El Campo Municipal de deportes fue arrendado, en virtud de subasta celebrada al equipo ceutí Club Deportivo África, por tiempo de dos años y a razón de 12.029 pesetas anuales, más 50 pesetas a la Junta de Asistencia Social, por cada partido que no sea de competición oficial.













PARTIDO INAUGURAL CONTRA EL MURCIA EL 4 DE AGOSTO DE 1933

El Estadio Municipal del Docker se inauguró, antes de verificarse la entrega definitiva de las obras, acondicionándose de un modo provisional y retocando los pequeños detalles que faltaban. El día señalado fue el 4 de agosto de 1933, con ocasión de las fiestas patronales, entre el Murcia F.C. y la Selección de Ceuta, la puerta del equipo ceutí estuvo defendida por el portero internacional Ricardo Zamora, en una de las gradas detrás de su portería, un grupo de aficionados muestra una pancarta donde decía: "Ricardo Zamora, enhorabuena por el nacimiento de tu hijo". En la selección de Ceuta formaron: Cernuda, San Juan II, Chicada, Carros, Beltrán, Martín, Molina, Besares, Grau, Traverso, Cayetano, Gómez (Bacalao), Domingo, Manolísimo, Caliani, Foncuberta, Barranco, Benítez, Murube, Botella, Homet, Venancio Morales, Focher y Vila, el partido fue ganado por los locales por cuatro a tres. Al día siguiente Murcia contra Sevilla, el día 7 Sevilla contra selección de Ceuta y el día 13 África S.C. y el Ceuta Sport.

El 17 de abril de 1942, la Junta Directiva del Ceuta S.D. acuerda solicitar al Ayuntamiento que el nuevo estadio reciba el nombre de Alfonso Murube. Como fechas claves ya con este nombre tendríamos que recordar la llegada del Real Madrid un 20 de septiembre de 1942 o la del 14 y entre otros 21 de junio de este mismo año, cuando visitó el Atlético de Aviación (hoy Atl. de Madrid) estando Ricardo Zamora como entrenador. El primer partido oficial bajo el nombre de Alfonso Murube, fue el 25 de septiembre de 1942 visitándonos el Málaga arbitrando Pedro Escartín. Podíamos seguir contando historias de nuestro fútbol local, algún día tendríamos que escribir la pequeña historia de estos equipos.

El pasado día 8 de octubre se conmemoro el décimo aniversario de la reinauguración del Estadio Alfonso Murube, contra el Algeciras, en estos últimos años tendríamos que destacar los encuentros contra el Betis, Málaga, Mallorca y aquella mágica noche contra el C.F. Barcelona en la copa del Rey.